lunes, noviembre 28, 2005
Hombre prevenido
Carla se plantó frente a mi mesa sobre las 5, con un café en la mano.
―Andrés acaba de despedirme. Lo ha negado una y mil veces, pero ha sido por tu culpa, ¿verdad?
―Carla, por Dios... cómo puedes pensar eso de mí. ¿Tan ruin crees que soy?
―Sí ―dijo, y me tiró el café encima―. Hasta nunca.
Girando sobre sus tacones, se marchó.
Medité unos minutos al respecto y, cogiendo mi maletín, me fui al servicio. Me quité la camisa y la corbata manchadas de café y las tiré a la papelera (no recuerdo en qué convención de ventas me regalaron la corbata, pero era horrorosa y barata). Saqué del maletín una camisa y una corbata limpias y me las puse.
Ya sé que hoy en día predecir el futuro no es nada especial, pero creo que a mí se me da bastante bien, al menos en lo que a la naturaleza humana se refiere.
―Andrés acaba de despedirme. Lo ha negado una y mil veces, pero ha sido por tu culpa, ¿verdad?
―Carla, por Dios... cómo puedes pensar eso de mí. ¿Tan ruin crees que soy?
―Sí ―dijo, y me tiró el café encima―. Hasta nunca.
Girando sobre sus tacones, se marchó.
Medité unos minutos al respecto y, cogiendo mi maletín, me fui al servicio. Me quité la camisa y la corbata manchadas de café y las tiré a la papelera (no recuerdo en qué convención de ventas me regalaron la corbata, pero era horrorosa y barata). Saqué del maletín una camisa y una corbata limpias y me las puse.
Ya sé que hoy en día predecir el futuro no es nada especial, pero creo que a mí se me da bastante bien, al menos en lo que a la naturaleza humana se refiere.
Comentarios:
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Eh, uh... bueno, digamos que cuando se trata de un puesto de secretaria tienen fama de ser bastante excitantes...
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