viernes, octubre 28, 2005

Manneken Pis

Ya se me olvidaba: me marcho mañana de viaje a Bélgica. No he estado nunca, pero un país cuya mayor atracción turística es un niño orinando en una fuente pública tiene que ser divertido.

Nos vemos (es un decir) el miércoles. Traeré bombones, pero no pienso daros ni uno.

Ya tenemos burbuja para este año

Ah, quién fuera político para poder estar todo el día por ahí bebiendo y diciendo sandeces...

jueves, octubre 27, 2005

2 mejor que 1

―Dos habitaciones individuales resultan mucho más caras que una doble.

―Lo supongo.

―¿Con quién viaja? ¿Con su jefe?

En ese momento miras fijamente al vendedor a la cara y te preguntas por qué puñetas se ríe y dónde coño le han enseñado a tratar a los clientes. También te preguntas cuánto cobra en comisiones, y cuánto podría llegar a cobrar si no fuera imbécil. Consideras decirle la verdad («con mi novia, que no contenta con negarse a follar quiere habitaciones separadas, y donde manda patrón...») pero prefieres ser más práctico y lograr que te haga la reserva para no tener que ir a buscar otra agencia de viajes.

―Pues sí, con mi jefe. Y por cierto, ¿te suena eso de que «el cliente siempre tiene razón»?

Instinto animal

(vía Adverbox)

miércoles, octubre 26, 2005

La pregunta del millón

―¿Es que no me quieres?

Tomé un trago más del infecto café y me enderecé en el sofá.

―No se trata de eso, Lorena... ―y entonces sonó mi móvil― disculpa, es mi novia. Dime, Genoveva. Ajá. No te preocupes: ya tengo comprados los billetes. Sí, la reserva la hago en cuanto vuelva a la oficina. No, no se me va a olvidar. Pues creo que sí, que nos va a llover... Vale, de acuerdo. Un beso, cariño. Sí, yo también te quiero. ―Y, colgando:― ¿Qué estaba diciendo?

―Que no me quieres.

―No: eres la que no me quieres. Y si tuvieras 3 o 4 años más te darías cuenta. ¡Si ni siquiera me conoces! Sólo porque nos hayamos acostado un par de veces...

―Cuatro, para ser exactos ―dijo, desafiante. Estaba preciosa.

―Vale, cuatro veces. Que nos hayamos acostado cuatro veces no quiere decir que tengamos una relación sentimental ni nada por el estilo. Sólo somos amigos, que no es poco.

―Suso, eres un hijo de puta.

―Se hace lo que se puede, cielo ―dije, levantándome antes de que tuviera tiempo de tirarme su café a la cara o alguna tontería parecida, como llorar―. Tengo que irme: me está esperando un cliente. Llámame cuando quieras, pero al móvil. Y no te preocupes por el café que yo invito.

Pagué y salí del Starbucks. El día estaba estupendo, con el sol fuera y los pájaros cortando el cielo. Decidí dar un paseo. Cuando hube andado un par de manzanas, cogí el móvil y le envié un mensaje a Lorena: «x qriosid: n q t gastast mi cheq?»

martes, octubre 25, 2005

El secreto de mi éxito

En el fondo, y a pesar de todo, la noche que paso con Marie es mi mayor hazaña sexual, mi polvus mirabilis. ¿Y alguien quiere saber cómo llego a eso? Porque hago preguntas. Eso es. Ése es mi secreto, así de fácil. Si alguien quiere saber cómo hace uno para cepillarse a diecisiete mujeres o más, ni una menos, he aquí mi consejo: que haga preguntas. Es un truco que funciona precisamente porque se supone que no es el mejor sistema, si uno se fía de la sabiduría colectiva masculina. Aún quedan suficientes ególatras a la vieja usanza, bocazas y tercos en sus opiniones, para que un tío como yo resulte un soplo de aire fresco, totalmente distinto de la media; Marie incluso llega a decirme algo por el estilo a mitad de la velada...

[...]

Hace algún tiempo, una vez en que Dick, Barry y yo nos pusimos de acuerdo en que lo que importa es tu gusto, y no lo que seas ni lo que dejes de ser, Barry propuso la idea de un cuestionario para sondear a toda persona que fuera candidata a formar pareja con uno: un texto de dos o tres páginas, una batería de preguntas de tipo test, que abarcase todos los apartados de música, cine, televisión y libros. Tendría por objeto: a) ahorrarse las conversaciones torpes del principio, y b) impedir que un buen tío saltase a la cama con una chica que, después, en otra ocasión, resultara tener todos los discos que haya podido grabar Julio Iglesias a lo largo de su vida. Nos divirtió en su momento, aunque Barry, siendo como es, fue un paso más allá: efectivamente preparó el cuestionario y se lo puso delante a una pobre chica por la que estaba interesado. Ella le sacudió en la cabeza con la hoja del cuestionario. Sin embargo, su idea contenía una verdad importante y esencial, que es precisamente el hecho de que estas cosas importan, y que por eso no sirve de nada fingir que cualquier relación puede ser viable en el futuro, teniendo en cuenta que tus gustos musicales y los de ella difieren violentamente, o teniendo en cuenta que las películas preferidas de los dos ni siquiera se dirigirían la palabra si se encontrasen en una fiesta.

~ Nick Hornby, Alta fidelidad

lunes, octubre 24, 2005

Aficionado

Esta mañana mientras me duchaba sonó el timbre repetidas veces. Acordándome de la familia de alguno, me puse el albornoz y fui a abrir. Ante la puerta encontré a un desconocido trajeado y con barba de 3 días que me tendió un folleto sobre información inmobiliaria, explicándome con acento argentino que venía a ofrecerme los servicios de su agencia por si me interesaba comprar algo, tasar mi piso o cualquier otra cosa.

―¿Quién te ha dejado entrar? ―le pregunté cuando por fin terminó.

―¿Cómo?

―Que quién te ha dejado entrar.

―No, yo, esto... llamo y alguien siempre abre.

―Pues pagamos a una empresa de seguridad entre otras cosas para que no se cuelen desconocidos.

―Pero no soy un desconocido: soy su agente inmobiliario y vengo a ofrecerle mis servicios ―dijo, ondeando el folleto.

―La próxima vez ofrécelos dejando tus folletos en el buzón de publicidad, que para eso está.

―Pero es que pretendemos dar un servicio personalizado.

―¿Personalizado? Está bien: ¿cómo me llamo?

―...

―Así que ni te has molestado en mirar los buzones al entrar. Permite, compañero, que te dé un par de consejos gratuitos: el spam nunca puede ser un servicio personalizado y siempre hay que ir mejor afeitado que el cliente. Hasta luego.

Y le cerré la puerta en las narices.

domingo, octubre 23, 2005

Humor inglés


Y sí, tomo té Twinings. Es el único que tolero aparte del que venden en la tienda Bodum.

(vía Advertising/Design Goodness)

viernes, octubre 21, 2005

Breve historia de la infamia

1917La fuente
Marcel Duchamp (1887-1968)
Sí, es un inodoro invertido.
1957Azul monocromo sin título
Yves Klein (1928-1962)
Color patentado por al autor.
1960Nueva creación de la primera presentación pública de un arte autodestructivo
Gustav Metzger (1926-)
La bolsa de basura fue tirada por error por una limpiadora del Tate Britain londinense.
1961Mierda del artista
Piero Manzoni (1933-1963)
Peso neto 30 g. Al natural. Algunas latas explotaron.
1991La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo
Damien Hirst (1965-)
1995Reichstag envuelto
Christo y Jeanne-Claude
En papel de aluminio.
1999Ruan
Xiao Yu (1965-)
Fue retirada en el 2005 de una exposición en el museo de Bellas Artes de Berna tras descubrirse que la cabeza es real, si bien ya se había expuesto sin problemas en Venecia en 2001.
2004No interior sino exterior - No dentro sino fuera
Michael Beutler (1955-)
Parte de la misma fue incinerada por el servicio de limpieza de la ciudad de Frankfurt.
200412 huevos fritos escaneados
Jorge Negrotti
Pero no ganó el famoso premio de Jóvenes Creadores 2004.
(Inacabada)Orlan
Orlan (1947-)
La primera en usar la cirugía plástica como medio artístico.

(vía 20 minutos en papel)

jueves, octubre 20, 2005

Una frase célebre, varias estúpidas y la incitación a la ludopatía

Leyendo uno de los «encuentros digitales» de El Mundo sobre la gripe aviar me ha llamado la atención una frase célebre que citaba el epidemiólogo Antoni Trilla, atribuyéndola al famoso productor cinematográfico Samuel Goldwyn:
Las predicciones son siempre difíciles, especialmente las que afectan al futuro.
Y, aunque es verdad que a Goldwyn se le atribuyen cientos de frases ingeniosas (e incluso alguna parecida: «Nunca hago predicciones, especialmente sobre el futuro»), ésta en concreto no es una de ellas.

Buscando en Google resulta que dicha frase (al menos en inglés) tiene varias supuestas paternidades:
Y aunque cualquiera apostaría por uno de los chistosos deportistas (¿o es posible jugar al críquet sin tener sentido del humor?), al parecer el autor original de la máxima fue el físico danés. Clichés, para qué os quiero.



Pasando a las estupideces, Esperanza Aguirre (ex-ministra de cultura y marquesa consorte de Murillo) ha concedido una entrevista a 20 minutos donde dice:


Supongo que todos hemos leído ya la noticia de que el gordo de Navidad aumenta en un 50%, por lo que los acertantes cobrarán 3 en lugar de 2 millones de €. Y (gracias papá Estado) eso sin subir el precio del décimo.

Ahora bien, ¿cuántos artículos explican que esto no es el milagro de los panes y los peces sino la lógica consecuencia de meter en el bombo 85.000 en lugar de 66.000 números diferentes, lo que hace que (al no aumentar el número de premios) baje la proporción de billetes premiados y suban por tanto los beneficios? Así que para mantener la política de destinar el 70% de la recaudación a premios, estos han de aumentar, en cuantía o número.

Traduciendo: que los ganadores cobrarán más, pero será más difícil acertar.

miércoles, octubre 19, 2005

Detectado el primer caso de gripe aviar en Cataluña

Fuentes de la Generalitat catalana han confirmado que se ha detectado el primer caso de gripe aviar en la Comunitat, concretamente en la persona de Josep-Lluís Carod-Rovira. «Sólo así se explican sus últimas declaraciones», ha señalado la Consellera de Sanitat. Se especula con la posibilidad de que Carod-Rovira se contagiase al deglutir alitas de pollo extremeñas, si bien desde Convergència i Unió se apunta a un más que probable intercambio de malos humores con Pasqual Maragall, a quien como puede apreciarse en su web oficial le han desaparecido repentinamente las patas de gallo y dos o tres de lustros. «No era lógico: una cosa es que Maragall anuncie que va a enchufar a un sobrino pasándose por el forro a su partido y sus socios de gobierno, que es normal, y otra que le dé un aire y rectifique», ha declarado Artur Mas. Maragall, por su parte, se ha limitado a cloquear levemente y declinó (obviamente) poner más huevos.

martes, octubre 18, 2005

Juan Marsé: mi nuevo héroe

Pongámonos en situación: Juan Marsé cobra por ser jurado del premio Planeta, famoso en el mundo entero por la brillantez de las novelas ganadoras, el buen hacer de los novelistas concursantes, que sólo buscan el reconocimiento de su público, y los muchos momentos de incontenible emoción que nos ha deparado en estos últimos años lo incierto y reñido del resultado.

Hay que tenerlos muy bien puestos para decirle a la cara a la ganadora, delante de la toda prensa y en plena ceremonia de entrega, que su novela es una mierda. Y conseguir dimitir antes de que te echen a patadas. Que alguien le erija un monumento ya.

De todas formas, ¿quién no está de acuerdo? (Quiero decir aparte de los ejecutivos de la editorial.) Hace bastantes años que las novelas ganadoras sólo tenían de bueno un apellido superventas, y existe esa leyenda urbana sobre que la novela realmente buena es la finalista. La de este año, Y de repente, un ángel de Jaime Bayly, narra la historia de la actual niñera de las hijas del autor. Apasionante, seguro. Qué ganas tengo de que alguien me la regale estas navidades.

lunes, octubre 17, 2005

Estas navidades, regálale uno

Y es que los clicks ya no son lo que eran: ahora ayudan a que tus churumbeles crezcan sanos, alienados y paranoicos.

domingo, octubre 16, 2005

¿Lo mejor es enemigo de lo bueno?

¿Os acordáis de cuando juntando tapas de yogures se conseguían increíbles regalos en el ultramarinos de la esquina? Una vez, de pequeño, logré así una enorme caja llena de clicks ambientada en el Oeste: indios con sus tipis, vaqueros en su fuerte, caballos y todos los accesorios correspondientes. Era el fruto de varios meses de paciente recolección de tapas, muchas de las cuales costaba la propia vida despegar enteras del envase.

En un anticipo de lo que nos esperaba con el advenimiento de Ikea, Bricomanía y demás parafilias afines, lograr que el contenido se pareciese a la foto de la caja requería unas cuantas horas de concienzudo y meticuloso trabajo uniendo piezas (puntiagudas y cortantes) de plástico entre sí y pegando docenas de minúsculas pegatinas en los espacios preparados al efecto. Eso sí, con la ayuda de un magnífico y exhaustivo manual gráfico. Como suele decirse, «no pain, no gain».

Entonces sucedió: una pegatina que según el manual debía servir para dar al tipi su genuino aspecto indio (esos patrones geométricos y animales esquemáticos) faltaba. ¡No estaba! Aunque se indicaba claramente que debía venir en la hoja número tal de pegatinas, allí no había nada más que un espacio en blanco. Horror y desesperación. Tantas semanas de paciente espera para terminar con un juguete defectuoso, mutilado, incompleto. Empecé a llorar como una Magdalena, y cuando mi madre, alarmada por el escándalo, acudió a ver qué pasaba, recibí un par de buenos azotes para tener así un motivo real (léase físico) por el que llorar.

Y es que en este país (y más en aquellos años, cuando las palabras control de calidad carecían de significado en la mayoría de las empresas) no se puede ser un jodido perfeccionista.



Sin embargo, creo que he logrado apañármelas bastante bien en los últimos años. Encauzando ese gran defecto hacia mi trabajo, y más concretamente hacia mis clientes, consigo maravillas.

Estoy disponible 24 horas al día 7 días a la semana. Felicito telefónicamente a mis clientes en sus cumpleaños (si fueron tan amables de indicarme la fecha, claro). Escribo a mano una dedicatoria personalizada en el christmas que les envía la agencia cada año, junto con una botella de vino. Cuando hablo con ellos, les pregunto por sus esposas, hijas, amantes, perros o tarántulas, según tengan (para lo que llevo todo convenientemente apuntado en mi agenda electrónica). Me dirijo a ellos usando sus nombres de pila. Les llamo al hospital para interesarme por su salud cuando están convalecientes de un infarto, otro lavado de estómago o una nueva liposucción (no les envío flores por si fueran alérgicos).

Detalles. Menudencias. Pero dado el nivel medio imperante, es increíble el efecto que surten. He vendido más de un piso a raíz de la llamada de agradecimiento de un cliente al que había enviado una invitación para el salón del IFEMA donde se reunían todos los locos como él. Muchos de ellos llaman a la agencia preguntando por mí y se niegan a hablar con los demás vendedores. Incluso he cenado con la hija de alguno y la he llevado al teatro.

No está mal para un jodido perfeccionista.

Pero claro, ¿qué puede esperarse en un país donde existe ese refrán de «lo mejor es enemigo de lo bueno»? ¿Y lo malo no lo es? ¿¡No!? Pues vaya.

sábado, octubre 15, 2005

El problema no es el incesto

El problema es atreverse a desafiar la estructura de poder vigente.

viernes, octubre 14, 2005

In Lush we trust

Jabón. Fabrico y vendo jabón. La civilización se mide por su consumo.

~ Tyler Durden, El club de la lucha


Uno de mis pocos vicios (al menos de los reconocidos) son los jabones Lush. Así que, como se me estaban acabando, esta tarde tuve que pasar por la tienda que tienen en la calle Fuencarral, en pleno barrio de Chueca.

Mis favoritos son (en este orden):
  1. Cariño he lavado a los niños, hidratante, a base de miel pero con un intenso olor a caramelo.
  2. El especiado, de naranja, canela (¡cuidado con los palos, que pinchan!) y clavo.
  3. Karma, con pachulí, naranja, lavanda, pino, hierba limón y elemí.
  4. Hierba de mar, con lima, sales marinas y algas japonesas (con un tacto más que curioso, todo sea dicho).
  5. Hierba fresca, con su inconfundible olor a césped recién cortado, hecho con extractos de ortiga, lavanda y espliego.
  6. Miranda, que lleva kiwis y esencias de naranja, enebro, bergamota (mmmm... té Earl Grey) y mirra.
  7. Rock star, que huele muy pero que muy bien, aunque nadie sabe exactamente a qué.
Probadlos: valen todos y cada uno de los euros que cuestan.



A la salida de la tienda me asaltó lo que a primera vista parecía una mujer con unos enormes y estrábicos pechos, aunque empecé a dudar cuando me preguntó con una voz de camionero sudoroso por dónde caía la calle Hortaleza. Sin poder dejar de mirar su enorme nuez, señalé una dirección al azar y huí despavorido, escondiendo mi chillona bolsa de papel llena de preciados e irregulares trozos de jabón bajo la chaqueta.

Dios los cría.

jueves, octubre 13, 2005

La culpa fue del chu-le-tón

Habrán observado, atentos lectores, que ayer no escribí. Pero tengo una magnífica excusa. Y no, no es que asistiese al desfile militar de la Castellana (sí, el de la cabra) y, preso del delirio del momento, corriese a un bar a emborracharme con carajillos, anises y demás bebidas espirituosas patrias, sino a que estuve en Ávila.

«Ah, ¿y es que en Ávila no hay Internet?», oigo que pregunta el enano hombre de crecimiento incompleto del fondo. Pues haber sí que hayla, pero también hay tabletas de chocolate de a kilo, morcilla de calabaza, yemas de Santa Teresa, chorizos y lomos en aceite, judías del Barco de Ávila y, sobre todo, auténticos chuletones de ternera.

Así que cuando uno se deja seducir por la carta de algún buen restaurante y se echa a la tripa un generoso plato de judiones con matanza, un chuletón a la parrilla en su punto que se sale por ambos extremos del plato y de postre media docena de yemas, pues pasa lo que pasa. Que se baja toda la sangre al estómago, no queda suficiente para regar el resto del cuerpo (meninges incluidas) y te pasas el resto del día arrastrándote como alma en pena por el casco antiguo de la ciudad, llorando amargamente los tiempos en los que eras capaz de caminar y respirar a la vez, resollando y resoplando: «Vivo sin vivir en mí, / y de tal manera espero, / que muero porque no muero.»

Espantoso. Todavía hoy me duran las secuelas. Llevo todo el día haciendo dieta semilíquida, escondido tras mi monitor en la oficina, sin dar golpe, alternando los momentos de sopor con las cabezadas. Pero qué rico estaba todo, rediez.

martes, octubre 11, 2005

Cretinos, imbéciles, estúpidos y locos

― [...] En el mundo están los cretinos, los imbéciles, los estúpidos y los locos.

―¿Falta algo?

―Sí. Nosotros dos, por ejemplo. O, al menos, no es por ofender, yo. En suma todo el mundo, si se mira bien, participa de alguna de esas categorías. Cada uno de nosotros de vez en cuando es un cretino, un imbécil, un estúpido o un loco. Digamos que la persona normal es la que combina razonablemente todos esos componentes o tipos ideales.

Idealtypen.

―Bravo. ¿También sabe alemán?

―Algo masco para las bibliografías.

―En mi época, quienes sabían alemán ya no se licenciaban. Se pasaban el resto de su vida sabiendo alemán. Creo que hoy en día sucede lo mismo con el chino.

―Yo lo conozco poco, por eso hago mi tesis. Pero, siga hablándome de su tipología. ¿Cómo es el genio, Einstein, por ejemplo?

―El genio es el que pone en juego uno de esos componentes de manera vertiginosa, alimentándolo con los demás. [...]

―Pero, ¿y los locos?

―Espero que no se haya tomado mi teoría como palabra santa. No pretendo arreglar el universo. Estoy diciendo qué es un loco para una editorial. Es una teoría ad hoc, ¿vale? [...] Veamos. El cretino ni siquiera habla, babea, es espástico. Se aplasta el helado contra la frente, no puede ni coordinar los movimientos. Entra en la puerta giratoria por el lado opuesto.

―¿Cómo es posible?

―Él lo consigue. Por eso es un cretino. No nos interesa, se le reconoce en seguida, y no aparece por las editoriales. Dejémosle donde está.

―Dejémosle.

―Ser imbécil ya es más complicado. Es un comportamiento social. El imbécil es el que habla siempre fuera del vaso.

―¿A qué se refiere?

―Así ―apuntó el índice hacia su vaso y lo clavó en la barra―. Quiere hablar de lo que hay en el vaso, pero, esto por aquí, esto por allá, habla fuera. O si prefiere, es el que siempre mete la pata, el que le pregunta cómo está su bella esposa al individuo que acaba de ser abandonado por la mujer. ¿Me explico?

―Se explica, conozco a algunos.

―El imbécil está muy solicitado, sobre todo en las reuniones mundanas. Incomoda a todos, pero les proporciona temas de conversación. En su versión positiva llega a ser diplomático. Habla fuera del vaso cuando otros han metido la pata, consigue cambiar de tema. Pero a nosotros no nos interesa, no es nunca creativo, trabaja de prestado, de manera que no presenta manuscritos en las editoriales. El imbécil no dice que el gato ladra, habla del gato cuando los demás hablan del perro. Confunde las reglas de conversación, y cuando las confunde bien es sublime. Creo que es una raza en extinción, un portador de virtudes eminentemente burguesas. Necesita un salón Verdurin, o mejor, Guermantes. ¿Todavía leéis esas cosas, vosotros los estudiantes?

―Yo sí.

―El imbécil es Murat que pasa revista a sus oficiales y cuando ve a uno, de la Martinica, recubierto de condecoraciones, va y le pregunta: “Vous etes negre?” Y el otro responde: “Oui mon genéral!”, Murat replica: “Bravo, bravo, continuez!” Y cosas por el estilo. ¿Lo capta? [...]

―¿Y el estúpido?

―Ah. El estúpido no se equivoca de comportamiento. Se equivoca de razonamiento. Es el que dice que todos los perros son animales domésticos y todos los perros ladran, pero que también los gatos son animales domésticos y por tanto ladran. O que todos los atenienses son mortales, todos los habitantes del Pireo son mortales, de modo que todos los habitantes del Pireo son atenienses.

―Y lo son.

―Sí, pero de pura casualidad. El estúpido incluso puede decir algo correcto, pero por razones equivocadas.

―Se pueden decir cosas equivocadas, con tal de que las razones sean correctas.

―Vive Dios. ¿Si no por qué tomarse tanto trabajo para ser animales racionales?

―Todos los grandes monos antropomorfos descienden de formas de vida inferiores, los hombres descienden de formas de vida inferiores, por tanto todos los hombres son grandes monos antropomorfos.

―No está mal. Ya estamos en el umbral en el que sospechamos que algo no funciona, pero es necesario un esfuerzo para demostrar qué es lo que no cuadra y por qué. El estúpido es muy insidioso. Al imbécil se le reconoce en seguida (y al cretino ni qué decir), mientras que el estúpido razona casi como uno, sólo que con una desviación infinitesimal. Es un maestro del paralogismo. No hay salvación para el redactor editorial, debería emplear una eternidad. Se publican muchos libros escritos por estúpidos, porque a primera vista son muy convincentes. El redactor editorial no está obligado a reconocer al estúpido. No lo hace la academia de ciencias, ¿por qué tendría que hacerlo él?

―Tampoco lo hace la filosofía. El argumento ontológico de San Anselmo es estúpido. Dios tiene que existir porque puedo pensarlo como el ser dotado de todas las perfecciones, incluida la existencia. Confunde la existencia en el pensamiento con la existencia en la realidad.

―Sí, pero también es estúpida la refutación de Gaunilo. Puedo pensar en una isla en el mar aunque esa isla no exista. Confunde el pensamiento de lo contingente con el pensamiento de lo necesario.

―Una batalla entre estúpidos.

―Claro, y Dios se divierte como un loco. Decidió ser impensable sólo para demostrar que Anselmo y Gaunilo eran estúpidos. Qué motivo más sublime para la creación, qué me digo, para el acto mismo en virtud del cual Dios determina su propio ser. Todo para poder denunciar la estupidez cósmica.

―Estamos rodeados de estúpidos.

―No hay salida. Todos son estúpidos, salvo usted y yo. Mejor dicho, no es por ofender, salvo usted.

—Algo me dice que esto tiene que ver con el teorema de Gödel.

—No sé nada, soy un cretino... El cretense Epiménides dice que todos los cretenses son mentirosos. Si lo que dice él que es cretense y conoce bien a los cretenses, es cierto.

—Eso es estúpido.

San Pablo. Epístola a Tito. Ahora esta otra: todos los que piensan que Parménides es mentiroso tienen que creer a los cretenses, pero los cretenses no creen a los cretenses, por tanto ningún cretense piensa que Epiménides es mentiroso.

—¿Eso es estúpido o no?

—Decídalo usted mismo. Ya le he dicho que no es fácil reconocer al estúpido. Un estúpido puede llegar incluso a ganar el premio Nobel.

—Déjeme pensar... Algunos de los que no creen que Dios haya creado el mundo en siete días no son fundamentalistas, pero algunos fundamentalistas creen que Dios ha creado el mundo en siete días, por tanto nadie que no crea que Dios haya creado el mundo en siete días es fundamentalista. ¿Es o no estúpido?

—Dios mío; realmente hay que decirlo... no sé, ¿a usted qué le parece?

—Siempre es estúpido, aunque pueda resultar cierto. Viola una de las leyes del silogismo. De dos premisas particulares no pueden extraerse conclusiones universales.

—¿Y si el estúpido fuese usted?

—Estaría en buena y muy antigua compañía.

—Pues sí, la estupidez nos rodea. Y quizá para un sistema lógico diferente nuestra estupidez sea sabiduría. Toda la historia de la lógica es un intento por definir una noción aceptable de estupidez. Demasiado ambicioso. Todo gran pensador es el estúpido de otro.

—El pensamiento como forma coherente de estupidez.

—No. La estupidez de un pensamiento es la incoherencia de otro pensamiento. [...] Al loco se le reconoce enseguida. Es un estúpido que no conoce los subterfugios. El estúpido trata de demostrar su tesis, tiene una lógica, cojeante, pero lógica es. En cambio, el loco no se preocupa por tener una lógica, avanza por cortocircuitos. Para él, todo demuestra todo. El loco tiene una idea fija, y todo lo que encuentra le sirve para confirmarla. Al loco se le reconoce porque se salta a la torera obligación de probar lo que se dice; porque siempre está dispuesto a recibir revelaciones. Y le parecerá extraño, tarde o temprano el loco saca a relucir a los templarios.

~ Umberto Eco, El péndulo de Foucault

lunes, octubre 10, 2005

COCOS (3)



A la izquierda, la hoy defenestrada Kate Moss en un anuncio de Opium (qué apropiado) para Yves Saint Laurent. A la derecha, la Pataky en un cartel promocional de Ninette, la última película cosa del Garci.

Apostemos: ¿cuál es el original y cuál la copia? Pista: Fernán Gómez ya rodó en 1965 Ninette y un señor de Murcia, adaptación de la obra de Mihura.

domingo, octubre 09, 2005

Si Mahoma no va a la montaña

Esta mañana muy temprano se presentó en mi piso Genoveva vestida de domingo y con ganas de guerra. De nada sirvieron mis leves protestas: sus ojos me obligaron a ducharme, afeitarme y vestirme de diario (esto es, con traje y corbata). Fuimos a un VIPS a desayunar. Ella tomó un andaluz y yo, como muestra de rebeldía, un brownie con un chocolate a la taza. Al terminar, cuando jugaba con la cucharilla y los últimos restos de chocolate, me dijo:

―Date prisa, que llegamos tarde a misa.

Sí, sí: a misa. Todavía quedan jovencitas virtuosas que acuden a la iglesia los domingos para oír la palabra. Y precisamente una de ellas me tuvo que adoptar como novio.

―¿Pero cómo que a misa? Yo ahí no voy.

Y no me malinterpretéis: no es que crea que está mal ni nada por el estilo. No es por principios ni porque sea ateo (de los primeros no tengo y en cuanto a lo segundo yo me calificaría más bien de arreligioso), sino simple y llanamente porque me aburre. A rabiar.

―No digas tonterías ―sonrió Genoveva―. Nunca quieres acompañarme, y algún día tendrás que empezar a hacerlo.

―De acuerdo: la próxima semana.

Entonces sus ojos me miraron como sólo ellos saben mirar. Quince minutos después entrábamos en la iglesia del barrio. Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Y la primera impresión, tras sortear a los tres mendigos que bloqueaban la puerta, es que las paredes necesitaban una buena mano de pintura, los bancos una buena mano de barniz y las ancianitas que los abarrotaban una buena mano de botox. Yo diría que alguna también necesitaba una tena lady.

―Me estoy poniendo nervioso ―susurré, mirando de reojo a una abuelita que se sonaba la nariz con un pañuelo floreado mientras sostenía un gato en brazos.

―¡Sssshhhh! Calla, que ya empieza ―me riñó Genoveva entre dientes.

Recuerdo que vi salir al cura de una puerta lateral mientras todo el mundo (yo también, merced a un certero taconazo de Genoveva) se ponía en pie. También recuerdo que abrió un enorme libro que traía bajo el brazo y empezó a leer de él. Y aquí todo se vuelve difuso. Frases sueltas de las lecturas y del sermón (que trataba sobre el último partido de la selección o algo así) se me mezclan con los cuchicheos de las señoras de la fila de atrás, a las que de vez en cuando hacía callar Genoveva: al parecer, el pescadero de la esquina está liado con la frutera de enfrente, como es justo y necesario. En algún momento sonaron violentas unas campanillas, logrando despertarme. Genoveva se había arrodillado, dejando al aire sus preciosos gemelos. En el banco de al lado, un señor que llevaba pantuflas también los miraba. Olía levemente a incienso y a polvo. En un momento dado recibí un codazo en las costillas, justo cuando el cura decía:

―Podéis ir en paz.

Y salimos corriendo a la calle a la vez: Genoveva parecía tener más prisa que yo en irse. De camino a casa de mis padres me dijo que qué vergüenza, que cómo se me ocurría quedarme dormido en la iglesia y que era la primera y la última vez que me llevaba a misa.

―Amén ―contesté. Pero sólo para mis adentros, porque todavía le tengo cierto apego a mi vida.

sábado, octubre 08, 2005

Kimi Räikkönen vuelve a romper el motor

Pero recordad que alegrarse de las desgracias ajenas no es sano. Por cierto que yo siempre me identifiqué más con el perro...

viernes, octubre 07, 2005

Quien a buen árbol se arrima

Esos hombres y esas mujeres, están todos aquí.

Esa gente es la razón de que todas las salas de urgencias tengan un taladro con punta de diamante. Es para perforar el fondo de las botellas de champán y de refrescos. Para disminuir la succión.

La misma gente que llega de noche caminando como patos y explica que ha tropezado y se ha caído encima de calabacines, bombillas, muñecas Barbie, pelotas de billar, de jerbos pataleando.

Véase también: el taco de billar.

Véase también: el hámster de peluche.

Han resbalado en la ducha y se han caído con precisión tremenda encima de una botella de champú engrasada. Siempre los está atacando una persona o personas desconocidas que los asaltan con velas, bolas de béisbol, con huevos duros, linternas y destornilladores que ahora hay que sacarles. Aquí vienen los tíos que se han quedado atascados en la entrada de agua de sus bañeras de hidromasaje.

[...]

Estamos todos aquí, vivitos y renqueando.

Este es el mundo de la terapia de doce pasos contra la adicción sexual. De la conducta sexual compulsiva. Todas las noches de la semana se reúnen en el cuarto de atrás de alguna iglesia. En la sala de conferencias de algún centro cívico. Todas las noches en todas las ciudades. Incluso hay reuniones virtuales en internet.

~ Chuck Palahniuk, Asfixia

jueves, octubre 06, 2005

Eclipse anal en Madrid

Un poco tarde, pero la vena pervertida es impredecible...

miércoles, octubre 05, 2005

Compañeros del metal

Ya os comenté el lunes de la semana pasada que me marchaba de campamento con los compañeros de trabajo. Se trata de una concentración anual que celebramos en un lugar alejado del mundanal ruido pero con servicio de habitaciones. Durante 5 días nos dedicamos a desintoxicarnos de nuestro estrés a base de baños de lodo, rafting, paintball y tintos reserva. Para disimular, también se asiste a sesiones de técnicas comerciales, habilidades sociales y demás paridas. Algunos incluso se dedican por las noches a corretear por los pasillos. Idílico.

Salvo por dos pequeños detalles:
  1. En el fondo todo el mundo está allí por obligación, lo que hace que a la mínima empiecen a volar dagas.
  2. Al ser los reunidos comerciales de una inmobiliaria, se necesita un par de ojos extra en el cogote para esquivar los mordiscos. Particularmente en mi caso: ¿quién no querría pasarle por encima al mejor vendedor de la compañía?
Así que, al más puro estilo de los magos del Mundodisco, uno se pasa los 5 eternos días en constante tensión, esperando la siguiente zancadilla, comentario envenenado o empujón en la zodiac. Guerra psicológica constante. ¿Para qué, si no, están los compañeros?

Sé que todo lo anterior no es disculpa, pero confieso que no pude resistir el impulso de vengarme cuando la noche del viernes, en el karaoke que animaba la sobremesa de la cena, vi entre la lista de canciones disponibles El tamborilero.

Sí, fui capaz. Dos veces. Y sí: dantesco. Pero no sabéis lo tranquilo que estuve el sábado. Recordadme que otro día os hable del bingo que jugamos aquella noche.

martes, octubre 04, 2005

COCOS (2)

A la izquierda Delina's, cadena madrileña de comida rápida fundada en 1997 donde apuestan por una alimentación sana: todos sus productos están recién hechos (tanto es así que cada noche donan sus excedentes a La Casa de los Pobres) con los ingredientes más frescos que pueden encontrar cada día y no usan aditivos, conservantes ni alimentos transgénicos.

A la derecha Pret a Manger, cadena londinense (extendida ya a todo el Reino Unido, Nueva York y Hong Kong) de comida rápida donde sirven alimentos naturales elaborados a mano, evitando el uso de sustancias químicas, aditivos y conservantes. Elaboran cada mañana sus sandwiches y ensaladas en la cocina de cada establecimiento, a donde llegan cada noche ingredientes frescos. Sus tiendas son propias (no franquicionan), tratan bien a sus empleados y donan los sandwiches sobrantes a organizaciones de caridad.

Que inventen otros...